Dirigida por Michel Ocelot en 1998, Kiriku y la bruja es una fábula animada que bebe de los cuentos tradicionales de África Occidental para construir un relato lleno de imaginación, valentía y sabiduría. La historia sigue a Kiriku, un niño diminuto y extraordinariamente ingenioso que, desde el mismo momento de su nacimiento, se enfrenta a la temida bruja Karabá, responsable de la desgracia que pesa sobre su aldea.
Lejos de recurrir a la fuerza, Kiriku utiliza la inteligencia, la curiosidad y la empatía para comprender el origen del mal y desafiar las creencias impuestas por el miedo. La película despliega un universo visual único, con colores vivos, figuras estilizadas y una animación inspirada en el arte y la iconografía africanas, que refuerzan su carácter mítico y atemporal.
A través de una narración sencilla pero profundamente simbólica, el film aborda temas como el conocimiento, la diferencia, la justicia y la necesidad de cuestionar las apariencias. Su música, basada en ritmos tradicionales, acompaña el viaje del protagonista y potencia la inmersión cultural del espectador.
Un cine que educa y emociona
Kiriku y la bruja es una obra que habla tanto a la infancia como al público adulto, recordando que la verdadera valentía nace del entendimiento y la compasión. Una película luminosa y sugerente que invita a mirar el mundo con curiosidad y espíritu crítico.