El 31 de agosto, "Charlot en el balneario" (1917), dirigida por Charles Chaplin, transporta al espectador a una divertida y entrañable aventura en un entorno de relajación y caos.
En esta clásica comedia del cine mudo, el icónico personaje de Charlot, interpretado por el mismo Chaplin, se encuentra en un balneario donde busca descanso y alivio. Sin embargo, las cosas no salen como tenía planeado. Desde el momento en que llega, Charlot se ve envuelto en una serie de situaciones cómicas y desastrosas. La película está llena de las inconfundibles acrobacias físicas y el humor slapstick que hicieron famoso a Chaplin.
En el balneario, Charlot enfrenta una cadena de desventuras que incluyen problemas con el personal del lugar, malentendidos con otros huéspedes y accidentes que solo él podría provocar. A pesar de sus intentos por encontrar un momento de paz, Charlot acaba creando un caos hilarante a su alrededor. Los juegos en la piscina, las confusiones en el vestuario y los malentendidos con los visitantes del balneario se suceden a un ritmo frenético, manteniendo al público riendo de principio a fin.
La genialidad de Chaplin se manifiesta en su capacidad para mezclar humor físico con una crítica sutil a la sociedad de su tiempo. "Charlot en el balneario" es una muestra perfecta de su talento para convertir situaciones cotidianas en espectáculos cómicos universales. Con su impecable timing cómico y sus expresiones faciales inigualables, Chaplin crea una película que, a más de un siglo de su estreno, sigue siendo una joya del cine que garantiza entretenimiento para todas las edades.
Díptico