Dirigida por Michael Apted en 1988, Gorilas en la niebla narra la apasionante historia real de Dian Fossey, la zoóloga que dedicó su vida a la defensa de los gorilas de montaña en Ruanda. La película retrata tanto la fascinación inicial de Fossey por estos animales como su lucha incansable contra la caza furtiva y la explotación, en un contexto donde la conservación chocaba con intereses económicos y políticos.
El filme destaca por su fuerza visual: las selvas húmedas, envueltas en neblina, transmiten una sensación de misterio y grandeza, mientras que las escenas compartidas entre humanos y gorilas aportan una cercanía conmovedora. La interpretación de Sigourney Weaver, nominada al Óscar por este papel, dota a Fossey de un carácter complejo, apasionado y a veces contradictorio, que eleva la narración más allá del biopic convencional.
Con un ritmo que combina la emoción del drama personal con la tensión del activismo, la obra se convierte en un alegato a favor de la naturaleza y de la importancia de preservar especies amenazadas.
Un cine que despierta conciencia
Gorilas en la niebla conmueve no solo por la historia de una mujer entregada a una causa, sino también por la manera en que muestra la delicada relación entre seres humanos y animales. Una película que recuerda que proteger la vida salvaje es también proteger lo mejor de nosotros mismos.