Una selección de cortometrajes de Georges Méliès, encabezada por su obra más emblemática Le Voyage dans la Lune (Viaje a la Luna, 1902), es una ventana fascinante a los albores del cine como arte y espectáculo. Estos filmes, nacidos en los primeros años del siglo XX, no solo capturan la imaginación de una época, sino que también establecen las bases del lenguaje cinematográfico moderno con una creatividad que sigue asombrando más de un siglo después.
Méliès, mago e ilusionista convertido en cineasta, revolucionó el medio al incorporar efectos especiales artesanales, escenografías fantásticas y narrativas llenas de inventiva. Obras como El viaje a través de lo imposible (1904), La pesadilla (1896), El castillo encantado (1897) o El hombre de la cabeza de goma (1901) muestran su dominio de la truculencia visual y su inagotable espíritu lúdico. Su cine es un carnaval de apariciones súbitas, desapariciones mágicas, transformaciones imposibles y viajes a mundos oníricos.
En Le Voyage dans la Lune, posiblemente su cortometraje más famoso, Méliès adapta libremente a Verne y Wells para contar la historia de un grupo de científicos que viajan en una cápsula disparada desde un enorme cañón hasta impactar, literalmente, en el ojo de la Luna. Con apenas 14 minutos de duración, esta obra maestra despliega una imaginación visual arrolladora, desde los paisajes lunares hasta los selenitas danzantes, todo filmado con un sentido teatral y encantadoramente artesanal.
Toda la sesión será acompañada en vivo por un pianista, como en las proyecciones originales de la época, lo que sumergirá al espectador aún más en la atmósfera mágica del cine mudo. La música en directo no solo realza la experiencia estética, sino que rinde homenaje a la tradición y al espíritu original con el que estas películas fueron concebidas.
Aunque en su tiempo no existían los grandes galardones que hoy celebran el cine, el legado de Méliès ha sido ampliamente reconocido y revalorizado. Su influencia se extiende a lo largo de toda la historia del cine, y su visión sigue inspirando a generaciones de cineastas y soñadores. Ver sus cortos hoy es asistir a una función de magia en movimiento, donde la imaginación no tiene límites y el asombro es inevitable.